sábado, 22 de agosto de 2009

Una vida llena de sueños...


*¿Aun sigues creyendo que alguien va a quererte más que yo?



Cuando no tienes nada que contar, esperas a que alguien pueda decir cualquier cosa. A veces, el silencio se hace tan impaciente (impertinente, incansable, espeso), que puedes tocarlo con los dedos y guardártelo en un bolsillo (pero no romperlo, ni asesinarlo, ni gritarle para que se vaya). Sacas el silencio cuando no hay nada que decir; y es ese mismo silencio el que te apuñala cuando estás en frente de la persona a la que más has querido en este mundo y sólo os miráis. Distintos tipos de silencio, digo yo. Como distintos tipos de risa, o los distintos tipos del llanto de un bebé (mi madre se los conoce todos). El silencio, puede ser agradable cuando estás sólo, en el porche de tu casa, arropado con una de esas mantas de cuadros y escuchas (porque puedes escuchar) el silencio. El silencio puede ser sensual, cuando estás con alguien especial, con ese alguien con el que no hace falta hablar porque los besos (los mordiscos, los arañados, los abrazos, las caricias) son el mejor lenguaje para comunicarse. Puede haber silencios violentos, de esos en los que no sabes si cerrar la boca y parecer idiota, o abrirla y demostrar que de verdad lo eres. Pero el silencio que más duele, el que más espina el corazón; es ese silencio que se forma cuando dos personas ya no tienen nada que decir, después de meses (y años) diciéndose todo, cualquier cosa. Se oye un crash, como si algo se hubiera roto. Y por más que quieres, no eres capaz de recuperar las risas de antaño, los otros tipos de silencio que más que llorar, hacían soñar. Y te das cuenta que, a veces, un tiempo pasado siempre es mejor que el presente. Y no saber cómo recuperarlo (o darte cuenta de que nunca podrás recuperarlo) es lo que te duele. ¿Qué haces cuándo estás frente a la persona que más quieres y no tenéis nada que deciros? Alguien dijo una vez, que cuando te preguntas cosas así, es mejor que cambies la pregunta. ¿Qué haces cuando estás frente a la persona a la que más quisiste y no tenéis nada que deciros? El tiempo cambia. De un presente de indicativo pasa a ser un pretérito perfecto de indicativo. Y se ríe en tu cara porque ya nada es perfecto (o por lo menos, no tiene la perfección que tuvo un día). Imperfecta relación de cartón que se moja con la lluvia y con las lágrimas. Imperfecto que antes era perfecto (perfecto de verdad, no el de ahora). Pretérito perfecto del verbo amar (simple, llano; nada de compuesto).


Y después de tanto sigo aqui esperandote, yo nunca fui como tú querrias que fuese, y tú siempre fuiste lo que yo quise, quiero y querre.




LAURA=)!

1 comentario:

  1. hola lindo blog, te haces mi seguidora? mi blog es www.antonelahm.blogspot.com
    un beso
    anto

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