viernes, 8 de enero de 2010

La incoherencia ataca de nuevo.

La necesitaba para sobrevivir, habia pasado demasiado tiempo sin que ella se paseara a sus anchas por aqui, mucho tiempo sin que esos bonitos hoyuelos se posen en tus mejillas cuando me sonries. Si, echaba de menos tu sonrisa, cruzarme por estos grises pasillos y me regalaras una de ellas, sabes perfectamente (ya que te lo digo con mucha asiduidad) que necesitaba tu sonrisa para tranquilizarme, y necesitaba que volvieras a crear esa intimidad en medio de tanta gente.

Tú me miras, me sonries y sabes que soy incapaz de llevarte la contraria en algo y lo sabes, y juegas con ello a tus anchas, pero me gusta saber que estas aqui como hace tiempo que no estabas, me gusta saber que has vuelto y que lo haces para quedarte por fin. Te siento igual de cerca que antes, como si los meses no hubieran pasado y siguieramos estaticos en el mismo lugar y con las ideas tan poco claras como siempre. Hablamos, no dejamos de hablar, soltamos las mismas incoherencias de siempre, pero sabemos lo que estas palabras esconden, y los silencios dejaron de ser incomodos, me gustan tus silencios, y esa cara que pones de concentración cuando estos nos atacan, y la risa final por lo tanto la incomodidad dejo de tener espacio en esto (hace ya tiempo).

Ambos sabemos que la incoherencia entre nosotros es ilimitada.




LAURA!